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Hoy os traemos una receta fresquita para hacer este verano sin encender el horno.
Según cuenta la leyenda, el clásico ejemplo es la charlotte de manzanas que se servía tibia con una crema inglesa fría. Años más tarde, en el siglo XIX, el prestigioso chef Marie-Antoine Carême creó una nueva versión que hoy os vamos a mostrar. Una receta fría y sin necesidad de cocción a la que se le pueden incorporar multitud de ingredientes.Nuestra propuesta es la charlotte de piña que además de ser fresquita para las altas temperaturas del verano, destaca por su increíble presentación y su inigualable sabor. Para hacer esta receta sólo necesitarás los siguientes ingredientes:
- Preparado para Crema pastelera
- 1 bote grande de piña en su jugo
- Bizcochitos duros o ladyfingers
- Un vaso de zumo de piña
- 500ml de nata para montar
- 80 gr. de clara de huevo
- 80 gr. de azúcar normal
- 80 gr. de azúcar glass
Preparamos la crema pastelera siguiendo las instrucciones del fabricante pero sustituyendo el agua por zumo de piña. Reservamos.
Montamos la nata pero sin que llegue a quedar muy firme. Añadimos la nata montada a la crema de piña con movimientos envolventes para que no se baje demasiado. Picamos la piña en trocitos pequeños y la mezclamos con la crema repartiéndola bien.
Vertemos la mitad de la crema y colocamos una nueva capa de bizcochitos empapándolos bien con el zumo.
Ponemos la otra mitad de la crema, tapamos con film la superficie y reservamos en el congelador un par de horas.
Hacemos el merengue, para ello ponemos las claras en el bol de la batidora, batimos con las varillas y cuando empiece a espumar añadimos el azúcar normal en forma de lluvia. Una vez consigamos un merengue brillante incorporamos el azúcar glas tamizado a cucharadas y seguimos batiendo hasta conseguir un merengue firme.
Sacamos la tarta del congelador, desmoldamos y la colocamos en la fuente donde la vayamos a servir
Para su presentación, ponemos el merengue en una manga pastelera y vamos formando picos en la parte de arriba hasta completar toda. Por último, con la ayuda de un soplete quemamos la superficie del merengue y ...¡a disfrutar!