Los 5 postres más caros del mundo

En el mundo de la gastronomía, la innovación y el lujo a menudo se encuentran en el plato más inesperado: el postre. Estas creaciones no solo deleitan el paladar, sino que también son una obra de arte y extravagancia. Aquí exploramos los 5 postres más caros del mundo, cada uno con su propia historia de opulencia y esplendor.

1. Fresas Arnaud

En el corazón de Nueva Orleans, las Fresas Arnaud no son simplemente un postre, son una experiencia de lujo sin precedentes. Por 1.400.000 dólares, este plato va más allá de las fresas marinadas en menta y crema; lo que lo distingue es un anillo adornado con un diamante que una vez perteneció a Sir Ernest Cassel. Hasta la fecha, este espléndido postre espera a su primer comprador.

2. Cannoli de Diamantes

Directamente desde la tradición siciliana, el Cannoli de Diamantes transforma un dulce clásico en un tesoro comestible. Por 26.000 dólares, este cannoli está relleno de queso ricotta y trozos de chocolate, pero lo que realmente captura la atención es su cobertura de lámina de oro comestible y un lujoso collar de diamantes que acompaña cada bocado.

3. Frozen Haute Chocolate

En Nueva York, el Frozen Haute Chocolate redefine el concepto de indulgencia con un precio de 25.000 dólares. Este postre helado está enriquecido con 5 gramos de oro comestible y servido en una copa adornada con diamantes blancos. Con 28 tipos de cacao de diferentes partes del mundo y una cuchara de diamantes, este postre es la definición misma del lujo.

4. Golden Opulence Sundae

El Golden Opulence Sundae lleva el clásico helado a un nivel de opulencia nunca antes visto. Por 1.000 dólares, este sundae incluye helado de vainilla de Tahití, cubierto con vainilla ahumada de Madagascar y envuelto en una lámina de oro de 23 quilates. Se sirve con una cuchara de oro, convirtiéndolo en el sundae más caro del mundo.

5. Brownie Extraordinaire with Saint Louis

A un precio también de 1.000 dólares, el Brownie Extraordinaire with Saint Louis es más que un simple postre. Cubierto de avellanas y caramelo, este brownie se sirve con una botella de perfume de cristal Saint Louis que incluye un Quinta Noval 1996, elevando la experiencia gastronómica a una celebración de los sentidos más allá del gusto.

Estos postres no solo representan el pináculo de la indulgencia culinaria, sino que también ofrecen una experiencia inigualable que va más allá de la comida, adentrándose en el reino de lo extraordinario y lo sublime. Son testimonios de cómo la creatividad, el lujo y la gastronomía pueden fusionarse para crear momentos de pura magia.

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